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El síndrome del edificio enfermo

INFORMACIÓN MEDICA E INVESTIGACIÓN
El síndrome del edificio enfermo

Del web Cuerpo 8.com
Según estudios suecos, el disconfort térmico del edificio enfermo puede mermar la productividad hasta en el 50%. Otros estudios revelan que un elevado porcentaje de los edificios europeos presenta los síntomas del edificio enfermo, que también incide negativamente sobre la salud de los ocupantes y sobre el absentismo laboral. En esta materia la UE se encuentra bastante por detrás de EEUU, y los países del norte y centro de Europa, aunque en estos momentos la UE prepara una normativa para que los gobiernos se ocupen responsablemente de este problema. La información que se brinda a continuación ha sido facilitada por la empresa MAESA.

Las patologías del que los técnicos han denominado Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) suelen aparecer en construcciones modernas dotadas de aire acondicionado, que están aisladas del exterior para evitar pérdidas energéticas.

Estos sistemas de aire acondicionado han revelado que no presentan problemas cuando están bien diseñados, construidos con materiales adecuados, se encuentran ajustados a la temperatura apropiada para cada época del año y al trabajo que se realiza en el edificio y reciben un mantenimiento periódico.
Los problemas surgen cuando las conducciones de aire están mal ubicadas (por ejemplo, en el interior de aparcamientos, frente a salidas de humos de calderas, etc), el mantenimiento no es el correcto y cuando hay entradas externas de aire y se está recirculando el aire contaminado permanentemente.
En otros casos, se dice que un edificio está enfermo cuando las moquetas sirven de vivero de hongos o de bacterias perjudiciales para la salud; cuando las resinas utilizadas en los muebles emiten compuestos tóxicos; cuando a pesar de tener la temperatura interior adecuada se producen corrientes de aire.
Olores, ruido e iluminación también pueden llegar a producir fatiga en el empleado si no se encuentran dentro de los valores recomendados.

Confort térmico

La salud interior de un edificio se determina, entre otros factores, por el nivel de confort térmico de sus ocupantes. El hombre de la calle suele tener sólo en cuenta la temparatura para saber si se encuentra cómodo o no. Para los expertos, en cambio, es más apropiado hablar de índice de confort térmico medio, o Valor Medio Previsto, que se mide en +3 (calor máximo) a -3 (frío intenso). Estos valores tienen en cuenta la sensación de confort o disconfort que sienten las personas, y no sólo lo que marca el mercurio del termómetro.

El cálculo del índice de confort medio se obtiene de variables tales como la velocidad y temperatura del aire, humedad relativa, temperatura radiante media; el nivel de actividad de las personas y las características térmicas del vestido. Para completar el estudio, se calcula el porcentaje de personas que se sienten incómodas en un ambiente determinado. Cuando el número de insatisfechos supera el 10% del total de ocupantes se considera que el disconfort térmico es excesivo.

Otras mediciones que se efectúan para averiguar si un edificio está enfermo son las de dióxido de carbono (no es contaminante pero se considera un indicador de la calidad del aire), de monóxido de carbono, de partículas, de fibras, de compuestos orgánicos volátiles que, entre otros, se encuentran en el aire que respiramos. La salud de un edificio depende también de la cantidad de contaminantes microbiológicos (bacterias y hongos) que se encuentran en su interior.

Demasiados edificios enfermos

Conocer con exactitud el porcentaje de edificios enfermos es complicado. Diferentes estudios realizados en nuestro país y en el extranjero aportan, sin embargo, algo de luz a este interrogante. Sobre un total de 500 edificios analizados en Estados Unidos y Europa se comprobó que el 60% de los sistemas de filtración de aire estaban mal ajustados o eran inadecuados, que el 33% de las entradas de aire exterior estaban cerradas con objeto de optimizar la conservación de la energía; que el 22% de las conducciones de aire estaban excesivamente sucias; y que el 36% de los sistemas de aire acondicionado presentaban contaminación por otros aspectos, como hojas de árbol podridas o insectos muertos.

Estos resultados no están muy alejados de los que se han obtenido de los pocos trabajos de investigación que se han realizado sobre ambientes interiores en edificios de Barcelona. Un estudio realizado por la empresa de limpieza Corpesa en un centenar de oficinas de la capital catalana concluyó que 4 de cada 10 locales tenían una temperatura que eran considerada insatisfactoria por más del 10% de los ocupantes. En un 33% de los casos los afectados dijeron sentir demasiado frio en el trabajo, mientras un 6% consideraba excesivo el calor. Estos porcentajes fueron considerados inadecuados por los especialistas, especialmente tratándose de oficinas de atención al público. Los técnicos sostuvieron que era necesario revisar el funcionamiento del aire acondicionado de los edificios donde un porcentaje significativo de los empleados había denunciado sufrir disconfort térmico, puesto que en invierno, con mayor presencia de empleados (el estudio se realizó en pleno mes de agosto) por porcentajes hubieran sido mayores.

Los síntomas de que un edificio está enfermo suelen ponerse de manifiesto más a menudo por las tardes que por las mañanas, y suelen afectar primero al personal de oficina que el directivo con despacho propio. Las molestias son más frecuentes en los edificios de titularidad pública que en los privados, y abundan más cuanto menor es el control de las personas sobre su entorno.

Los síntomas de que un edificio está enfermo suelen ponerse de manifiesto más a menudo por las tardes que por las mañanas, y suelen afectar primero al personal de oficina que el directivo con despacho propio. Las molestias son más frecuentes en los edificios de titularidad pública que en los privados, y abundan más cuanto menor es el control de las personas sobre su entorno.

Los países más avanzados en las investigaciones sobre la salud de los edificios se encuentran en el norte y centro de Europa y en los Estados Unidos. Allí se ha determinado cuáles son los numerosos síntomas que presenta el empleado que trabaja en un edificio enfermo: irritaciones de ojos, nariz y garganta, sensación de sequedad en las membranas mucosas y piel, ronquera, respiración dificultosa, erupciones cutáneas, comezón, hispersensibilidades, náuseas, mareos y vértigos, dolor de cabeza, fatiga mental y elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados. Ante la variedad de síntomas y la a menudo difícil tarea de localizar el origen de los mismos, los expertos han establecido la convención de que un edificio está enfermo cuando más del 20% de sus ocupantes se quejan de que sufren malestar.

Los efectos de trabajar cada día 8 horas en un edificio enfermo son en general leves, aunque molestos. Pero hay ocasiones en que no es así. Uno de los primeros casos de SEE se produjo en 1976 en un hotel del estado norteamericano de Philadelphia durante una convención de la Legión Americana. La presencia de una bacteria altamente infecciosa, hasta entonces desconocida, en el aire acondicionado, provocó la muerte de decenas de personas. La bacteria fue bautizada con el nombre de Legionella. Menos grave pero igual de significativo es el caso de los trabajadores que tuvieron que abandonar la agencia del medio ambiente de Estados Unidos a causa de los perjuicios que les causó un en principio simple cambio de moquetas a finales de los años 80.

Pérdidas ocasionadas

Los síntomas que ocasionan en la salud el trabajar en un edificio enfermo son por lo general leves, aunque a menudo son causantes de índices de absentismo laboral onerosos para las empresas. Dice David P. Wyon, del Instituto Sueco para la Investigación de los Edificios, que «se han llevado a cabo un número suficiente de estudios Los efectos se manifiestan antes en los que no tienen despachofiables que refuerzan la suposición de que los edificios saludables tienen un efecto sobre la productividad de la empresa que puede llegar al 50%».

A este potencial rico de pérdidas para las cuentas de las compañías se añade el que puede provocar un simple desajuste de los sistemas de ventilación o un mal diseño de éstos. La empresa de limpieza Corpesa ha detectado en Barcelona numerosos casos de empresas que al cabo del año gastan millones de pesetas en electricidad que se podrían ahorrar si ajustasen el aire acondicionado a las necesidades reales de los trabajadores. «Hay casos en que el aire del interior del edificio se renovaba hasta 16 veces cada hora cuando con 5 es más que suficiente».

El control del edificio

Desafortunadamente, el control de los ambientes interiores es actualmente muy inferior al que sería deseable. El creciente interés que en los últimos años han demostrado las sociedades avanzadas por el medio ambiente que nos rodea no ha sido acompañado por un interés por el aire que a diario respiramos en los espacios cerrados donde pasamos más del 75% de nuestro tiempo.

En España existen normas y recomendaciones del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo que establecen los niveles máximos de algunos contaminantes que pueden existir en los interiores de los edificios. También existe una Ordenanza General del Ministerio de Trabajo (9 de marzo de 1971), que marca unos niveles mínimos de ventilación y unos máximos para algunos contaminantes. Pero poco más. En similar situación se encuentra el resto de los países de la Unión Europea.

Pero la actual falta de regulación del sector tiene los días contados. La Unión Europea prepara una normativa que en un futuro próximo obligará a todos los gobiernos de los países miembros a vigilar la salud interior de los edificios y evitar los desmanes que aún hoy día se producen.

Más información.

 

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Ácaros de Canarias

Mapa de ácaros de Canarias revela que hay más de 20 especies
Diario de Avisos Salud y Medicina

El 80% de las alergias en las Islas están causadas por estos seres vivos

TenerifeEl 80 por ciento de las patologías alérgicas en Canarias están motivadas por la abundante presencia de ácaros en las Islas, causando, sobre todo, rinitis y asma. Además, los niños y la población más joven son los que poseen un mayor grado de sensibilización a los ácaros, en una región en la que más de 800.000 personas podrían ser alérgicas aún sin saberlo.

El Archipiélago contará por primera vez con un mapa acarológico a través del cual se han identificado ya más de 20 especies de ácaros viviendo, sencillamente, en los colchones de los hogares de las Islas. Si se comparan los datos obtenidos en este estudio, que a su vez forma parte de un mapa de ácaros de ámbito nacional, se comprueba que el número de especies es similar en todas las regiones de clima templado.

Sin embargo, el número de ácaros de media por colchón en Canarias es superior al resto de la Península, exceptuando regiones de clima subtropical como la costa de Málaga, zonas mediterráneas como la isla de Mallorca o la Cornisa Cantábrica.

Estos trabajos se están llevando a cabo desde los Laboratorios LETI, en colaboración con diferentes centros sanitarios de todo el Estado. En el caso canario, se ha trabajado conjuntamente con la Sociedad Canaria de Alergia e Inmunología y el Hospital Universitario de Nuestra Señora de La Candelaria y sólo resta analizar muestras en las Islas de El Hierro y Lanzarote.

El doctor Enrique Fernández-Caldas, director de I+D de los Laboratorios LETI, y el doctor Iraola inscrito también en este departamento, son los encargados de realizar estos mapas que se espera poder concluir a finales de este mismo año. Asimismo, el jefe del Servicio de Alergia del Hospital insular de Las Palmas, Fernando Schamann, y el alergólogo del Hospital de La Candelaria, José Carlos García Robayna, están contribuyendo con sus investigaciones sobre los ácaros y sus alergenos a completar el panorama acarológico actual canario.

Se ha demostrado que en los colchones hay una gran cantidad de ácaros porque viven de la cutícula humana y las personas pasan, por lo menos un tercio del día, en contacto con estos seres vivos.

El objetivo principal de un mapa de ácaros, explica el doctor Fenández-Caldas, no es otro que el de poder «identificar todas las especies causantes de alergias que están presentes en los hogares españoles de tal forma que, a continuación, se las pueda incorporar al diagnóstico y tratamiento de las personas que sean alérgicas a estos ácaros».

El estudio demuestra que los alergenos que predominan en Canarias son los ácaros. Uno de los factores esenciales que hacen que esto sea así es el clima. Precisamente, la alta humedad constante en las Islas es la que favorece la proliferación de estos animales.

Otras causas. No obstante, como apunta el alergólogo del Hospital de La Candelaria, García Robayna, existen otras causas que se añaden a los factores cliPoblación de ácarosmáticos, tales como el modo de vida en las Islas, la manera de construir las casas orientadas en muchos casos hacia el norte y con ventilación escasa, la contaminación, o los cambios en la dieta con alimentos cada vez más elaborados y menos naturales. Todo ello, influye a la hora de crear un ambiente propicio para la abundancia de ácaros y, por tanto, de alergias.

Hay que añadir, por otra parte, que el uso inapropiado de medicación, o la falta de diagnóstico precoz contribuye a que se incrementen estas patologías.

Al realizar el mapa acarológico para identificar esta fauna en las Islas y determinar los niveles de alergenos de ácaros en las muestras, se repartieron a los ciudadanos unos aspiradores adaptados para que realizaran una recolección de la superficie de los colchones de sus casas durante dos minutos. A su vez, se hicieron una serie de cuestionarios sobre las condiciones de humedad e higiene del propio hábitat del hogar. Por último, las muestras se llevaron a los laboratorios para someterlas al aislamiento, análisis e identificación.

Así, se recogieron 161 muestras en Tenerife, 127 en Gran Canaria, 51 en Fuerteventura y 14 en La Palma, además de 75 muestras en zonas con notable altitud como Vilaflor, Chipude y Artenara.

De las más de 20 especies de ácaros que se encontraron en los colchones del Archipiélago, algunas son «testimoniales», es decir, motivadas por la contaminación del exterior, por ejemplo, los ácaros que viven en plantas. Sin embargo, alrededor de 15 ó 16 especies son «específicas de colchón», explica el doctor Iraola, «pues viven en contacto directo con el ser humano».

Resultados. Cabe destacar, según los datos del estudio, que en el cien por cien de las muestras que se analizaron en Tenerife se encontraron ácaros. La especie más frecuente en esta Isla, con una presencia del 96 por ciento, es la Dermatophagoide pteronyssinus, seguida de la Dermatophagoides farinae con el 59,8 por ciento, el Cheyletussp, 51,9 por ciento o el E. Maynei, en el 28,4 por ciento de las muestras.

De igual forma, en Tenerife el 75 por ciento de las casas presentaron más de 2 microgramos por gramo de alergenos de ácaros -medida estándar establecida- lo que significa que existe un notable porcentaje de respuesta asmática en los pacientes. Por su parte, tanto en esta Isla como en la de Gran Canaria, el Dermatophagoides pteronyssinus es la especie con mayor presencia, por lo que más del 40 por ciento de la población del Archipiélago con sólo 18 años, puede estar ya sensibilizada a estos ácaros.

Otra de las novedades del estudio, que ha sorprendido a los especialistas, detalla Fernández-Caldas, son los altísimos niveles de ácaros y de alergenos que existen en Fuerteventura. Asimismo, se han detectado también en las Islas especies nuevas, como los ácaros predadores que se alimentan de otros ácaros, de los que se desconoce aún su alerginidad.

Eso sí, aunque Canarias sea un lugar tan idóneo para la proliferación de estos seres vivos, existen una serie de medidas anti ácaros que cada persona puede aplicar en su casa y que evitarían muchos problemas de alergia, añade el doctor Fernando Schamann.

Una limpieza exhaustiva de la casa en general y de los colchones y almohadas en particular con aspiradoras potentes y con filtro, lavar la ropa de cama con agua caliente -los ácaros mueren a partir de los 55 grados- o las fundas anti ácaros en los colchones son algunas de estas medidas.

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