Apagón Mundial próximo día 17/09/2008
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Es un registrador de vuelo, aunque todos la conocemos familiarmente como “caja negra“. En fatídicos accidentes como el que tuvo lugar ayer en la T4 de Madrid, este dispositivo es el que puede resolver las causas exactas por las que el avión o la embarcación, acabó por colisionar. Ayer por la tarde, las autoridades encontraron entre los restos del MD-82 siniestrado, la caja negra, compuesta por dos aparatos que registran el vuelo y que muy probablemente sean la clave para esclarecer que es lo que pasó.
En realidad el aparato incluye dos cajas, preparadas para resistir cualquier accidente. La más importante es que la que se conoce como “Grabadora de datos de vuelo” y que recoge hasta 80 tipos de datos referentes a los controles del avión o al rendimiento de los motores. La otra caja es una “Grabadora de voz en la cabina” que puede captar hasta cuatro canales de voz, grabando el sonido ambiente de la cabina de pilotos y las apreciaciones que hace la tripulación por auriculares y micrófonos.
Otro de los detalles relevantes de las cajas negras pasa por su aspecto y resistencia. Están altamente protegidas y se pintan de colores muy llamativos, como el naranja o el amarillo, de manera que puedan localizarse rápidamente en el lugar del accidente. Aunque, a pesar de eso, todavía las conocemos como caja negra.Gracias a los materiales con los que está hecha, es muy probable encontrarlas. Están preparadas para aguantar 1.100º de temperatura durante media hora, así como también, resistir impactos de hasta 3.400 veces la fuerza de la gravedad. Debajo del mar, pueden permanecer sanas y salvas bajo presión, incluso a más de 6.000 metros de profundidad. Es más fácil dar con ellas, gracias a que emiten una frecuencia de 37,5 kHz, si se encuentran por encima de los 4.000 bajo el mar.
En los aviones más modernos, la voz del Comandante y los pilotos se almacena digitalmente y puede grabar hasta dos horas de conversación sin interrupciones. Pero el avión accidentado en Barajas tenía una antigüedad aproximada de quince años, con lo que es posible que la grabación todavía se encuentre en tecnología analógica, sobre las clásicas cintas magnéticas.
Esperemos que estas pistas ayuden a los investigadores a esclarecer porqué el Comandante decidió regresar para revisar los motores, y en definitiva, cual fue la principal causa de tan desoladora tragedia.
Vía: Adn
CRISIS ENERGETICA
«Enloquecen» los mercados por temores a agotarse reservas de crudo
Explotación petrolera: «El enigma de la penuria». Foto: El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
París, Francia.- La incertidumbre que existe sobre el volumen de las reservas mundiales de petróleo se convirtió en un nuevo factor que alimenta las tensiones en los mercados energéticos.
Los precios del barril, que vuelan de récord en récord desde hace seis meses, ya no resultan sólo del precario equilibrio entre la oferta y la demanda, la insaciable voracidad de las economías de China e India, y la especulación descontrolada, que representa casi un tercio del precio actual. La estampida de precios registrada en los últimos días, que llevó el precio a 135 dólares por barril, obedece a una nueva razón que se agrega a los otros factores de perturbación: el temor de un agotamiento -más rápido de lo previsto- de las reservas petroleras mundiales.
«El mercado se volvió completamente loco», exclamó con desazón el jueves pasado el secretario general de la OPEP, Abdallah el Badri.
Ese comentario reveló con claridad las dificultades que tienen hasta los propios especialistas para «leer» el comportamiento
de los operadores.
La extrema volatilidad del mercado permite que expertos de reconocida autoridad y prestigio puedan formular pronósticos e hipótesis totalmente diferentes.
La industria estima que, en términos de costos, el precio real no debería ser superior a 50 dólares por barril.
John Hofmeister, presidente de la filial norteamericana de Shell, considera que el precio real del barril «está en alguna parte entre 35 y 65 dólares».
Ed Morse, experto energético de Lehman Brothers, afirma que hay una «burbuja petrolera». Los precios, predice, descenderán a 80 dólares en 2009.
El legendario especulador texano T. Boone Pickens Jr., por su parte, no cree en esa teoría y prevé que el barril llegará a 150 dólares antes de fin de año y continuará subiendo por un largo plazo.
Arjun Murti, el gran gurú petrolero de Goldman Sachs, coincide con esa interpretación y estima que a partir de ahora habrá un «dramático y continuo aumento de los precios». Debido a un porcentaje de demanda no satisfecha, insiste en pensar que el barril puede llegar a 200 dólares en los próximos 6-24 meses.
Los actores del mercado, incluyendo los especuladores, comenzaron a integrar en sus cálculos el factor de una penuria generalizada y durable.
Esa inquietud se multiplicó cuando se supo que la Agencia Internacional de Energía (AIE) está terminando un estudio que
corregirá a la baja el nivel de las reservas y -sobre todo- las previsiones de producción para los próximos años.
Hasta ahora se creía que la producción pasaría progresivamente de 86 millones de barriles diarios (mb/d) en la actualidad a 116 mb/d en el año 2030. Pero ese escenario quedó superado por el agotamiento de los viejos pozos, las dificultades en encontrar nuevas reservas y la falta de inversiones para ir a buscar un petróleo cada vez más profundo y -por lo tanto- cada vez más caro. El nuevo estudio de la AIE, que será divulgado en el último trimestre de este año, reconocerá al parecer que la producción de petróleo convencional no podrá pasar de 100 mb/d en los próximos 20 años.
La primera incógnita del problema reside en que nadie conoce -o por lo menos divulga- el volumen exacto de las reservas mundiales.
Ese dato constituye el secreto industrial mejor guardado del mundo.
Los países que explotan directamente sus riquezas y las compañías que operan esos pozos no revelan las dimensiones reales de los yacimientos que poseen y de los campos que descubren. En todo caso, las reservas probadas oscilan entre 1.7 y 2.2 billones de barriles, según las diferentes fuentes.
La mitad de esos yacimientos se concentran en Oriente Medio (Arabia Saudita, Irak y los Emiratos del Golfo). Apenas un puñado de 10 compañías -incluyendo empresas estatales como la venezolana PDVSA, Pemex y Aramco de Arabia Saudita- controlan 68 por ciento de esas reservas.
En cualquier caso, todos los cálculos se hacen sobre bases inciertas. El economista francés Matthieu Auzanneau afirma que
«las reservas de petróleo están peligrosamentesobrevaluadas».
Colin Campbell, fundador de la Association for the Study of Peak Oil (ASPO), afirma que 46 por ciento de los recursos declarados por los principales países de la OPEP son «falsos o por lo menos dudosos».
La situación es tan fluida que el viceprimer ministro iraquí, Barham Salih, acaba de anunciar que su país tendría las mayores reservas del mundo según nuevos estudios geológicos y cálculos realizados por una «reputada compañía petrolera
internacional». Irak, que hasta ese momento ocupaba el quinto lugar con reservas estimadas en 112 mil millones de barriles, pasó a ocupar el primer puesto, con 350 mil millones (ver recuadro).
La noticia, que hubiera merecido ocupar la primera plana de todos los diarios, sólo fue publicada -con extremas precauciones- por la prensa especializada.
Los expertos calculan que, incluso con los nuevos descubrimientos, la oferta será insuficiente para responder a una demanda que -debido al incesante apetito de China e India- está creciendo a un ritmo de 4.9 por ciento anual.
La industria estima que el bombeo de petróleo convencional empezará a declinar a partir de 2030. La única forma de compensar ese déficit y llegar a una producción de 120 mb/d sería explotar intensivamente los llamados petróleos no convencionales, como las arenas bituminosas de Venezuela y Canadá. Por primera vez en la historia los precios del barril permiten realizar las enormes inversiones que se necesitan para explotar esa calidad de petróleo: sólo en 2008, las cinco majors occidentales (ExxonMobil, Royal Dutch Shell, BP, Total y Chevron) prevén inversiones por valor de 100 mil millones de dólares para explorar y explotar nuevos recursos.
Aun así, una proyección del Cambridge Energy Research Associates (CERA) pronostica que el espejismo provocado por la explotación de petróleo no convencional podrá durar hasta 2050. Pero, a partir de esa fecha, el descenso de la producción será ineluctable.
En ese contexto, los temores de una penuria generalizada y durable empezarán a pesar cada día más en los precios, con el riesgo de que el menor sobresalto pueda desencadenar una tragedia económica.
Fuentes:
http://www.crisisenergetica.org/