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Crisis energética

¿QUÉ PODEMOS HACER ANTE LA CRISIS ENERGÉTICA?

Cuando se plantea la proximidad de una crisis energética, la opinión generalizada es negarla, o que las petroleras tienen alguna patente que utilizarán a medida del agotamiento de los combustibles, o tecnológicamente se encontrará algo, ….., ante estas respuestas, solo puedo pensar que vivimos en una sociedad adicta al petróleo. Y por ello me sirve el siguiente símil «Un alcohólico será percibido como tal por mucha gente, pero durante mucho tiempo negará su problema. No será capaz de solucionarlo hasta reconocer su adicción. A partir de ese momento, puede que se cure, antes, será imposible.
Con el agotamiento de los combustibles fósiles y sus previsibles consecuencias, después de décadas de abundancia, lo primero que tendríamos que reconocer, es que tenemos un serio problema.
A partir de ahí, intentar buscar soluciones o amortiguadores que suavicen los efectos:
– El sentido común nos dice que hay que suprimir los despilfarros energéticos.
– No bastará solo con eso. Los niveles actuales de consumos energéticos, parecen improbables de mantener, por lo que habría que consensuar, entre todos los sectores (empresarios, consumidores, trabajadores, administración, ..) en donde podemos reducir la demanda energética. Es indudable que la eficiencia energética puede colaborar en la reducción, pero la realidad nos dice que los consumos per cápita aumentan año tras año, a pesar de tener coches, maquinaria y electrodomésticos cada vez más eficientes. Es necesario buscar mecanismos que incentiven el ahorro y graven los despilfarros, como los sistemas de asignación de recursos que tomen una base fijando la demanda total, con objetivos menguantes año tras año.
– En Canarias la producción y distribución del agua es altamente dependiente del petróleo, por tanto parece urgente evitar despilfarros y establecer criterios de racionalidad en el destino de la misma.
– Generalizar el uso de las energías renovables se hace imprescindible en Canarias. Es cierto que solo dan electricidad en un mudo que demanda mucha energía no eléctrica, por lo cual no resolverán todo el problema, pero el uso de la energía eólica y fotovoltaica debe convertirse en una prioridad en las agendas de políticos, empresarios e inversores. Pero no debemos convertirlo en un placebo y creer que sustituirán la oferta energética actual producida con combustibles fósiles.
– Canarias importa la mayoría de los alimentos que se consumen, por tanto, parece de imperiosa necesidad preservar el suelo agrícola. No podemos continuar urbanizando nuestras mejores fincas, imposibilitando alimentar las generaciones futuras.
– La planificación urbanística debe incorporar el cenit de los combustibles fósiles a los diseños de nuestras ciudades y pueblos. Al mismo tiempo, todas aquellas decisiones que trasciendan de la inmediatez y supongan fuertes inversiones públicas, deben incorporar a su toma de decisiones la variable «el petróleo, mas temprano que tarde, se agotará».
– Canarias es una de las zonas más vulnerables para la futura crisis energética, sin embargo, no es un problema exclusivo de este Archipiélago. Es un problema a nivel mundial que requiere un Pacto a nivel internacional, en está línea nos podemos encontrar con el Protocolo de Riminni o Protocolo de Upsala, que aboga por una Tratado, donde los países con mayores niveles de consumo, decidan reducir voluntariamente sus demandas del petróleo y permitan incrementar el niveles de vida de los países más pobres. Obviamente se requiere un acuerdo global, porque de nada serviría un país ahorrador, mientras otro despilfarra.
Y si nos estuviéramos equivocando y en realidad no se produjera la crisis energética prevista, ¿es racional llevar a cabo las medidas anteriormente expuestas? En ese caso, esas medidas van a contribuir para prepararnos ante el agotamiento del resto de recursos naturales. Y en caso que realmente se produjera la crisis energética, estaríamos en mejor disposición de afrontarla.
La tarea que se avecina es de tal complejidad y envergadura, que nos plantea un reto sin precedentes, requiriendo mucho ingenio y esfuerzo. Ahora más que nunca debemos utilizar la «inteligencia humana».

Manuel Amador Jiménez, Es Economista y socio de Canarias ante la Crisis Energética
Manuel Amador Jiménez

Fuente: El Independiente de Canarias

http://www.elindependientedecanarias.com/

 

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Pesca de Altura Las Palmas

Pesca de altura Las Palmas

El 25% de las 600 especies marinas más consumidas sufre sobrepesca o se ha agotado ya. Otro 52% soporta una captura al límite de lo sostenible. Estos son los datos que ha ofrecido el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre el estado de las comunidades marinas mundiales.

La cantidad de buques pesqueros industrializados está muy por encima de la capacidad de los océanos para restituir la cantidad de pescado capturada. Buques que usan la última tecnología disponible para la localización del pescado. Son capaces de encontrar los bancos de peces de forma rápida y eficaz.

Para capturar una o dos especies, que son el objetivo de su actividad, los «arrastreros» -barcos que utilizan la técnica de la pesca de arrastre-, desplazan por el fondo marino redes equipadas con placas de acero y rodillos que lo revuelven y pulverizan. La red de arrastre tiene dos grandes puertas de acero que a la vez que se abren van desplazando el fondo marino hacía su interior. Estos barcos disponen de plantas de procesado y empaquetado a bordo, sistemas de refrigeración, plantas de procesado de harina de pescado, y motores de hasta 2.000 caballos -el límite es de 500- capaces de arrastrar enormes aparejos de pesca. A este proceso de pesca se le llama pesca accidental o «by catch». Pero de forma accidental, sólo en Alaska, se capturaron dos millones de kilos de corales y esponjas entre 1990 y 2002.

Algunas especies han sido pescadas hasta su extinción comercial, y muchas más van por el mismo camino. Los daños derivados de la sobrepesca no terminan en las especies objetivo de la actividad pesquera, ni en aquellas que son capturadas de forma accidental como mamíferos marinos o aves. La sobrepesca está afectando a los ecosistemas marinos de los que estas especies forman parte. Los científicos afirman que estos hechos producirán cambios profundos en nuestros océanos, quizás provocando cambios irreversibles. Varias especies han desaparecido ya, como el bacalao de Terranova, y otras llevan el mismo camino. Uno de los casos más dramáticos es el del atún rojo. Es una de las especies más antiguas y más valiosas del mercado. Las capturas anuales de esta especie sobrepasan las 50.000 toneladas, muy por encima de las 36.000 autorizadas y más del triple de las 14.000 que los científicos consideran sostenibles. Por si todo esto fuera poco , Islandia ha retomado la caza de ballenas con fines comerciales.

El mar no puede más. En los últimos años hemos devastado el fondo marino con sistemas de pesca destructivos y, como en otros casos, hemos jugado a ser Dios pensando que podemos manejar el ciclo de la naturaleza. Pero algunos parecen ver la luz al fondo del túnel. Una cofradía de pescadores españoles ha redactado un borrador de lo que llaman «reservas de pesca». Su proyecto se basa en la creación de una reserva de 1.700 hectáreas junto al cabo Finisterre, en el noroeste de la Península Ibérica. Es una zona explotada desde hace muchos años, y en la que se captura cada vez menos debido a la sobreexplotación. Como explican los pescadores, los ingresos han bajado, los jóvenes emigran y el pueblo envejece. Por estos motivos han decidido pescar sólo lo permitido y dejar descansar la zona. Esto es tan solo un grano de arena porque, como ellos dicen, si el resto de pescadores no dejan de arrasar los caladeros, su proyecto no servirá de nada. Por eso piden a las autoridades que posibiliten crear la reserva. Además de esta medida, también han llevado a cabo talleres para turistas dónde explican su oficio y la importancia de la conservación de los fondos marinos. Por este programa ya han pasado más de 3.400 personas.

El mar parece burlarse de los pescadores, escupiendo neumáticos, cajas de madera y bolsas de plástico en cada captura. Dentro de un año los catedráticos del mar tendrán una reserva en el corazón de Galicia. Mientras tanto, 120 millones de toneladas de pescado habrán sido extraídas «accidentalmente» de los mares de todo el mundo.
Fuente:
Raúl Granado
Centro de Colaboraciones Solidarias

Portal del Medioambiente

 

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Cambio Climático

LA ÚLTIMA ETAPA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Primero se habló de la capa de ozono y la destrucción del medio ambiente (entre el 15% y el 40% de las especies existentes desaparecerán de aquí a 2035); después, de la desaparición de los recursos más básicos en los países pobres (y la aparición de los llamados «refugiados climáticos»); ahora, de crisis económica mundial. Sólo esta tercera consecuencia derivada del cambio climático ha despertado todas las alarmas y un aviso: los próximos 20 años son la clave.

Dos noticias relacionadas con el cambio climático han saltado a los informativos.
Por un lado, el estreno de «Una verdad incómoda», documental que recoge las conferencias que el ex vicepresidente del Gobierno de EE UU, Al Gore, realiza por todo el mundo para explicar los efectos presentes y futuros del cambio climático en el planeta.

La otra es la presentación del Informe Stern, encargado por el Gobierno del Reino Unido y que arroja una conclusión que ha hecho saltar todas las alarmas: si en los próximos veinte años no invertimos el proceso, el cambio climático podría ser irreversible… y un varapalo para la economía mundial sin precedentes.

¿Cuál es la situación?

Según la información manejada por Al Gore, se debe comenzar por la reducción de los gases de efecto invernadero (GEI) en un 25% para el 2050 y en un 80% para finales de siglo. De no hacerlo y continuar con el ritmo de emisiones actual, en 2035 la atmósfera acumulará el doble del nivel de GEI habido antes de la Revolución Industrial, lo que se traduciría en un aumento de la temperatura de 2º C.

La relación entre gases y temperatura es exponencial: el actual ritmo de emisiones situaría el termómetro en 5º C más en 2100, la misma diferencia de grados acaecida desde la última glaciación hasta hoy.

A esta misma conclusión llega el Informe Stern, pero aporta un dato más: es la primera vez que se ponen sobre el papel las consecuencias económicas de no frenar el cambio climático.

El dato es cristalino: la reducción de CO2 a la atmósfera durante los próximos años supondrá una inversión equivalente al 1% del PIB mundial.

De no hacerlo, las repercusiones económicas (sequías, inundaciones, millones de desplazados, nuevas enfermedades, destrucción de la agricultura…) equivaldrían, en el mejor de los casos, a una destrucción del 5% de ese PIB y, en el peor, de un 20%.

Es decir: la mayor catástrofe económica de la historia.

Según Stern, son los países desarrollados los que deben hacer un esfuerzo suplementario, pues ellos dominan la tecnología necesaria para desarrollar fuentes de energía de baja emisión de carbono. Además, deben ser solidarios y aplicar esa tecnología a cualquier política de desarrollo que se dé en los países tercermundistas. A cambio, el informe augura importantes réditos económicos para Occidente: el desarrollo y comercializacíon de las nuevas fuentes de energía podría suponer del orden de 20 billones de dólares de ganancias de aquí a 2030. Sin duda, una buena recompensa.

CONSECUENCIAS

Las consecuencias medioambientales

Según la revista Science, de los 928 estudios científicos sobre calentamiento global publicados en el mundo hasta 2004, ninguno negaba el cambio climático. No hace falta irse al papel para comprobarlo. Algunos datos ya son lo suficientemente alarmantes.

De aquí a 2035, podrían extinguirse entre un 15% y un 40% de todas las especies vegetales y animales del mundo.
En el Ártico cada vez mueren más osos polares por no tener plataformas heladas sobre las que descansar. Además, en 2000 se avistaron las primeras gaviotas… ¡en el Polo Norte!
El ritmo de recesión de las nieves del Kilimanjaro, el monte más alto de África, es tal que en 2020 dejarán de existir.
Los 10 años más calurosos de la historia se encuentran entre los últimos 14. El récord pertenece a 2005. Según Oxfam, el nivel de temperatura ha subido en África medio grado en un siglo, aunque en lugares como en Kenia ha alcanzado +3,5º C.
Las consecuencias humanas

La principal es, sin duda, la carestía de agua por un lado y la subida del nivel del mar por otro.

Esto provocará lo que ya se llaman los «refugiados climáticos»: miles de personas en busca de lugares con mayor facilidad de acceso a los recursos.

Así, algunos políticos europeos ya hablan de la «seguridad climática», consistente en pensar no sólo en el calentamiento, sino también en sus consecuencias geoestratégicas.

Como siempre, si el cambio climático no se detiene, los peor parados serán los pobres.

Para muestra, un botón:

– En los últimos 40 años, la disponibilidad de agua de cada africano se ha reducido en una tercera parte.
– La recesión de las cumbres nevadas provoca que insectos como el mosquito de la malaria alcance cotas más altas y ataque a poblaciones hasta ahora protegidas contra esta enfermedad.
A ella se unen virus como el del Ébola, el SARS o la gripe aviar. Los dos primeros se han cebado especialmente con la población tercermundista.
– Si los polos se deshelasen, el nivel del mar subiría de tal manera que ciudades como Nueva York o Miami y zonas como los Países Bajos, el golfo de Bengala o las islas del Pacífico dejarían de existir.
Esto implicaría millones de desplazados sin comida, agua ni techo.
– Estas carestías provocarán que muchos países en desarrollo, especialmente en África y Asia, acaben siendo «estados fallidos», en los que cualquier avance social, económico o democrático quede enterrado por la falta de los recursos más básicos.

LAS SOLUCIONES

A pesar de los datos ofrecidos, el Informe Stern pretende ofrece una serie de soluciones que son alentadoras porque parten, fundamentalmente, de un hecho tranquilizador:
no hace falta elegir entre evitar el cambio climático o promover el crecimiento y el desarrollo económico, pues ambos son compatibles si se siguen estas tres variables:

– FIJACIÓN DEL PRECIO DEL CARBONO: el CO2 debe tener un precio, aplicado a través de impuestos, comercio de emisiones o regulación

– TECNOLOGÍAS BAJAS EN CARBONO: ese dinero recaudado debe emplearse en la creación de mercados de tecnologías y otros bienes y servicios bajos en carbono (los medios de transporte, por ejemplo). Unos mercados que derivarían en miles de puestos de trabajo y en cientos de billones de euros anuales. Para que sean efectivos, esa tecnología, dominada por el Primer Mundo, debe ser compartida con el Tercero, convirtiéndola en un bien común.

– ELIMINACIÓN DE BARRERAS: para la eficiencia energética y para informar, educar y persuadir a las personas acerca de lo que pueden hacer para responder al cambio climático: en todas las políticas de desarrollo se debe integrar plenamente el conocimiento sobre el calentamiento global.

Es decir, tres soluciones que unen por fin los intereses de unos y otros: que no merme la economía y que, a la vez, se salve al país de un desastre ecológico sin comparación.

En las manos de todos está el conseguirlo.

De Kioto a Nairobi

Uno de los intentos más cacareados de unión mundial contra el cambio climático fue el Protocolo de Kioto.

Algunos hablan de primer paso y otros, de fracaso.

¿En qué consiste?

– En 1997, los países industrializados se reunieron en esta ciudad japonesa y se comprometieron a reducir los gases de efecto invernadero. Esa reducción era del 5,2% de media entre 2008 y 2012 (referencia: datos de 1990).

– El protocolo sería de obligado cumplimiento siempre que lo ratificasen los países industrializados responsables de, al menos, un 55% de las emisiones de CO2. Esto se consiguió en noviembre de 2004, con la ratificación de Rusia. Así, entró en vigor el 16 de febrero de 2005.

– La otra punta de lanza del acuerdo era la promoción de un desarrollo sostenible a través de energías no convencionales. De todos los países desarrollados, sólo dos lo han firmado pero no ratificado: Australia y EE UU. Este último aduce que, aunque está de acuerdo con el fondo, no comparte que países en vías de desarrollo que emiten gran cantidad de CO2 a la atmósfera (China e India, principalmente), queden excluidos de la obligación al no estar industrializados, lo que perjudica negativamente la economía estadounidense.

– España es el país de la UE que más incumple el Protocolo: hasta 2005, sus emisiones habían subido hasta un 53%, cuando no deberían haber pasado el 15%.

– A pesar del panorama, ya se habla de un post-Kioto: se producirá en la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático de Nairobi, del 6 al 17 de noviembre, destinada a imponer nuevas medidas hasta 2035.
Fuente: «Una Verdad Incómoda»
Greenpeace e Informe Stern.
«Una Verdad Incómoda»
Oxfam e Informe Stern.