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El café podría desaparecer

Cafe
El café podría desaparecer si no cuidamos el medio ambiente.
El cambio climático, el consumo insostenible y la falta de biodiversidad amenazan con dejar al mundo sin café en las próximas décadas.

Cada día se toman en el mundo unos 2.000 millones de tazas de café, el producto agrícola más comercializado del planeta. Sin embargo, amenazas como el cambio climático, la sobreexplotación de los cultivos o el riesgo de enfermedades a causa de la falta de biodiversidad podrían acabar con este hábito diario en las próximas décadas. Este artículo explica por qué el café se encuentra en peligro de desaparición y las soluciones para salvarlo.
Por qué el café se encuentra en peligro de desaparición
Las zonas donde hoy en día se puede cultivar café podrían disminuir hasta un 88% en Sudamérica hacia 2050 por culpa del cambio climático. Así lo señala un estudio publicado en la revista científica PNAS en fechas recientes. El trabajo, elaborado por un equipo internacional de investigadores, tiene en cuenta por primera vez la relación entre el clima y los polinizadores de esta planta, como las abejas. Según sus autores, los países más afectados serán Nicaragua, Honduras y Venezuela.

Los cultivos de café podrían disminuir hasta un 88% en Sudamérica hacia 2050 por el cambio climático

El artículo de PNAS se une así a otros estudios anteriores que desde hace años alertan de los peligros que acechan al café. En 2016, una investigación del Instituto del Clima de Australia también apuntaba al cambio climático que, junto a la acción de determinados hongos, perjudicaría a la producción de café. Según sus estimaciones más pesimistas, el cultivo de esta planta podría desaparecer definitivamente en 2080.
En 2012, un estudio publicado en la revista científica PLoS ONE por investigadores de los Reales Jardines Botánicos de Londres se centraba en la variedad arábiga, que constituye alrededor del 70% de la producción mundial de café. Sus autores concluyeron que las alteraciones de temperatura derivadas del cambio climático podrían suponer, en el peor escenario de análisis, la pérdida de hasta el 100% de la superficie apta para su cultivo hacia 2080 en Etiopía, lugar de donde es originaria esta variedad.

Pero además del cambio climático, el café sufre otras amenazas. Se calcula que en los últimos 15 años su consumo se ha incrementado en un 43%. La OIC, la organización intergubernamental que agrupa a casi todos los países productores e importadores, prevé que para 2050 las zonas aptas para el cultivo podrían reducirse a la mitad, mientras que su demanda se duplicaría. Hay que recordar que el café supone el medio de subsistencia para unos 25 millones de familias en todo el mundo, gran parte en los países pobres. No obstante, algunos expertos apuntan que esas afirmaciones se referían a la variedad salvaje, que representa una pequeña cantidad frente a la producción total.
La falta de biodiversidad es otro de sus problemas. A pesar de que hay unas 124 especies de café conocidas, la mayoría de los cultivos se centran en dos variedades: arábiga y robusta. Al igual que otros cultivos comerciales, como el plátano, su producción a gran escala se ha convertido en la práctica en monocultivos, de manera que una enfermedad común les afecta a todos. Por ejemplo, en 2013 una epidemia de roya, producida por un hongo, causó estragos en América Central.

Cuatro soluciones para salvar el café

– Protección de los espacios naturales donde se cultiva el café y lucha efectiva contra el cambio climático. Los autores del artículo de PNAS desarrollaban en su trabajo varias proyecciones que podrían ayudar a diseñar planes de gestión basados en varias medidas: conservar los bosques y la vegetación, la rotación de cultivos, el incremento del hábitat de las abejas junto a las plantaciones de café, cultivar bajo sombra para mantener la temperatura que necesitan las plantaciones o el aumento de las acciones que reduzcan el impacto climático.
– Consumo de café sostenible. El certificado de sostenibilidad contribuye no solo a potenciar un producto que cuida el medio ambiente y garantiza el presente y el futuro de su cultivo, sino también los derechos de las comunidades locales que trabajan en su elaboración. Los consumidores tienen a su disposición diversas etiquetas que certifican el origen sostenible de este producto.
– Mejora de la resistencia y biodiversidad de los cultivos. Las investigaciones para incrementar la resistencia de las especies comerciales, el desarrollo de variedades nuevas o híbridas o la recuperación de otras podrían ayudar también.
– Utilización de otras zonas más resistentes al cambio climático. Siguiendo las medidas de adaptación a un cambio climático ya inevitable, las plantaciones de café se podrían trasladar a otras regiones menos sensibles o donde las condiciones habrían variado para ser ahora más proclives a su cultivo, como los sectores más elevados.

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Etiquetas: agricultura, alimentos ecológicos, biodiversidad, café, cambio climático, sostenibilidad

Fuente: Eroski Consumer

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Las especies invasoras

Cotorra Argentina
¿Cuánto nos cuestan las especies invasoras? Las especies invasoras han costado en Europa en los últimos 20 años 12 billones de euros.

Las especies invasoras pueden reducir la biodiversidad, propagar enfermedades, causar daños económicos millonarios y molestar a los ciudadanos, como lo muestran varios estudios tanto a nivel mundial como en España. Un grupo de investigadores internacionales ha creado un sistema para valorar cuánto perjudican en la vida cotidiana, de manera que se puedan priorizar con rapidez las acciones necesarias para hacerlas frente. Este artículo señala cuánto nos cuestan las especies invasoras y en qué consiste el nuevo método que las evalúa.

Cuánto nos cuestan las especies invasoras
Las especies invasoras son una amenaza importante para la biodiversidad y los ecosistemas naturales, puesto que pueden competir con las especies nativas y alterar los hábitats. Su impacto no se reduce al medio ambiente sino que también tiene fuertes repercusiones sobre la economía, la sociedad y la salud pública. Los ejemplos que pueden ponerse son muy diversos: el mosquito tigre (Aedes albopictus), originario del sudeste asiático, puede picar de día y de noche, está expandiendo enfermedades, como el dengue y la fiebre amarilla, en áreas donde no son endémicas y pone en riesgo las actividades al aire libre; el caracol manzana (Pomacea spp), de origen sudamericano, constituye un problema serio para la producción de los arrozales del Ebro; el jacinto de agua (Eichhornia Crassipes) obstruye canales y dificulta la navegación en el río Guadiana; la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) molesta por el ruido que hace y compite con otros animales nativos; etc.

En Estados Unidos las pérdidas directas por especies invasoras junto a los costes de su control alcanzan los 137 billones de dólares anuales.
«Es costoso tanto el daño que puedan ocasionar como el manejo que hay que hacer», asegura Montserrat Vilà, profesora investigadora de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) en Sevilla. Esta experta en invasiones biológicas ofrece algunos datos sobre cuánto suponen: la retirada de más de 200.000 toneladas de jacinto del agua a lo largo de 75 kilómetros del Guadiana asciende a más de 14 millones de euros y los importes de reparación debidos a la invasión del mejillón cebra y las medidas de control en el Ebro a más de cinco millones. Se estima que en Europa han supuesto 12 billones de euros en los últimos 20 años. «Además hay muchos costes difíciles de valorar monetariamente, como por ejemplo el efecto en la pérdida de biodiversidad», apunta la investigadora.
Y no son las únicas cifras que pueden obtenerse. En Estados Unidos se estima que las pérdidas directas ocasionadas por especies invasoras junto a los costes de su control alcanzan los 137 billones de dólares anuales, según citaba un estudio publicado en la revista Ecosistemas por la propia Vilà junto a Jara Andreu, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). En este trabajo, publicado en 2007, las científicas señalaban que en España se gestionan 109 especies vegetales exóticas en 14 comunidades autónomas, muchas de ellas en espacios protegidos, con un importe total de 50.487.637 euros, destinado en su mayoría a su reducción poblacional mediante métodos mecánicos.

Especies invasoras: cuánto dañan en la vida cotidiana
La cuantificación del gasto que producen las especies invasoras es complejo y, por tanto, dificulta las medidas para combatirlas. Por ello, un grupo de ecólogos de 24 instituciones, liderado por Sven Bacher, de la Universidad de Friburgo (Suiza), ha creado SEICAT, un sistema de análisis de riesgo que clasifica a las plantas y animales invasores en función del daño que puedan ocasionar y así poder manejarlas para mitigar sus impactos de manera más rápida. Basado en un método del Premio Nobel de Economía Amartya Sen, cuantifica mediante indicadores del estado del bienestar el efecto de las especies invasoras en aspectos importantes de la vida cotidiana y en la calidad de vida de las personas.
Vilà, una de las participantes en SEICAT, asegura que «es imposible manejar a todas las especies invasoras por igual. Este método nos permite priorizar y tomar decisiones». La investigadora explica que «se puede hacer para una región determinada o para una nación, permite comparar regiones y especies concretas. Una especie invasora será ‘peor’ que otra si, por ejemplo, su presencia reduce no solo la producción agrícola sino que deja de cultivarse; una especie invasora A con pinchos y espinas puede afectar poco a habitantes urbanos, pero generar mucho impacto en una población cuya subsistencia principal sea la ganadería y el ganado».

Para probar su utilidad, sus impulsores clasificaron los impactos de anfibios exóticos invasores a nivel global. El análisis demostró una amplia variedad de impactos sobre el bienestar humano, siendo el sapo de caña (Rhinella marina) el que produjo el máximo nivel. Paradójicamente, este sapo se introdujo para el control de plagas en muchas regiones, pero se ha convertido en una plaga en muchas de ellas, ya que los depredadores nativos, que podrían controlar su población, se mueren al comerlo por la toxicidad de su piel. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo ha incluido en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.

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Etiquetas: biodiversidad, especies invasoras

Fuente: Eroski Consumer

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Especies invasoras

Especies invasoras

Especies invasoras: así nos afectan.

Las especies invasoras pueden causar daños multimillonarios y otros impactos ambientales a nivel mundial.

Las especies invasoras podrían provocar en todo el mundo pérdidas económicas por valor de miles de millones de euros, debido a su impacto en las actividades agrícolas. Así lo apunta un estudio científico que no es el único en alertar de sus enormes y crecientes consecuencias negativas para el medio ambiente y la economía global. Este artículo señala cómo dañan las especies invasoras la agricultura, otros impactos que producen y qué podemos hacer.


Cómo dañan las especies invasoras la agricultura

Los insectos y patógenos invasores podrían causar daños a la agricultura mundial por valor de miles de millones de euros, y los países en desarrollo serían el blanco más grande. Así lo señala un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Las especies invasoras son una amenaza importante para la agricultura, los ecosistemas naturales y la sociedad en general.

Los autores, un equipo de investigadores estadounidenses y australianos, han analizado el impacto de 1.297 plagas de insectos y patógenos invasores en 124 países. Y han determinado qué países podrían sufrir las mayores amenazas en función de sus relaciones comerciales y el número de especies invasoras. Como puede verse en el mapa de la imagen, los grandes productores mundiales agrícolas, Estados Unidos (EE.UU.), China, India y Brasil, tendrían el potencial de costes más alto. Los científicos auguran que, a medida que aumenta el comercio Internacional y las conexiones entre países, los problemas relacionados con las especies invasoras se acumularán.

"Las plagas y enfermedades invasoras son una amenaza importante para la agricultura, los ecosistemas naturales y la sociedad en general. Uno de los principales desafíos es la predicción de la siguiente amenaza y saber desde dónde llega. Este estudio explora algunas de estas cuestiones a escala global", asegura uno de los autores del trabajo, Matthew Thomas, investigador en el Centro de Dinámica de Enfermedades Infecciosas de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.). El científico, especialista en Entomología ecológica, recuerda los problemas que en su país causan, por ejemplo, el barrenador esmeralda del fresno (una avispa parásita originaria de China) o el mosquito tigre asiático, así como la potencial amenaza del virus del Zika, transmitido por el mosquito Aedes aegypti.

Los países en desarrollo más pequeños pueden sufrir daños proporcionalmente mayores que los grandes países agrícolas, destaca también el estudio. En concreto, los países más vulnerables se encontrarían en el África subsahariana. Esto se debe a que en general estos países no tienen una economía diversificada, de manera que poseen una dependencia desproporcionada de la agricultura.

Otros impactos de las especies invasoras

Además de los impactos en la agricultura, los expertos en especies invasoras señalan diversos daños económicos y ambientales: modificación, pérdida y destrucción de los hábitats y ecosistemas nativos e intensificación de la erosión; reducción de la biodiversidad, competencia, desplazamiento, depredación y extinción de especies autóctonas; transmisión de enfermedades; aumento del peligro de extinción de las especies locales; e incremento del riesgo de incendios.

En algunos casos, las especies invasoras conllevan pérdidas anuales millonarias que se han calculado en diversos estudios. La Comisión Europea (CE) estima que controlar la invasión y reparar el daño provocado cuesta a las economías europeas, al menos, 12.000 millones de euros al año. Sus responsables recuerdan que las islas apartadas, ricas en biodiversidad, son muy vulnerables y pueden sufrir un enorme impacto.

Un informe publicado en la revista Frontiers in Ecology and the Environment cuantificaba en cifras económicas las consecuencias de algunas de las principales especies invasoras en Europa. Sus autores ofrecían varios ejemplos: Chrysochromulina polylepis, un tipo de alga unicelular muy extendida en Noruega, provoca un gasto anual de 8,2 millones de euros; el jacinto de agua supone un desembolso de 3,4 millones en España; el coipo, 2,8 millones en Italia, etc.

Qué podemos hacer contra las especies invasoras

Los especialistas recuerdan que en la mayoría de los casos, cuando una especie ya ha invadido un área, es muy difícil y caro erradicarla; a veces incluso resulta imposible. Por eso, la única arma efectiva es la prevención. En cuanto a los ciudadanos, pueden hacer muchas cosas para evitar la invasión de una especie:
– Informarse sobre la problemática de las invasiones biológicas, compartir estos conocimientos con los conocidos y reclamar a las autoridades las medidas necesarias.
– Plantar especies autóctonas, ya que, aunque muchas especies exóticas no son invasoras, las autóctonas ofrecen otras ventajas, proveyendo cobijo y alimento a la fauna nativa.
– Evitar comprar mezclas de semillas, en especial las denominadas "flores silvestres", ya que muchas de estas mezclas contienen especies invasoras.
– No adquirir mascotas exóticas. En el caso de hacerlo, recoger y exigir toda la información sobre ella, lo que ayudará a cuidarla mejor e, indirectamente, a proteger el medio natural.
– No consumir productos como la perca del Nilo, porque conllevan la destrucción del medio ambiente de donde provienen, además de una catástrofe social.
– Los pescadores, limpiar bien los aparejos de pesca y su equipamiento.
– Y si se viaja, limpiar las botas, pues pueden llevar semillas u otros organismos.

Etiquetas: biodiversidad, especies invasoras

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Fuente: Eroski Consumer